Más adelante, los años transcurren, continuabas los estudios y todo se veía de forma diferente.
Aparecen nuevas formas de practicar deporte: Instalaciones mas acordes para practicar fútbol, nuevos grupos de personas, en definitiva, ibas teniendo una visión bien diferente del comienzo.
Surgen nuevas formas del asociacionismo, grupos de jóvenes con 16, 17 y 18 años, con afán de competición, pocos recursos, sin legislar, sin organizar; empezaron a practicar deporte, el fútbol, visto desde la competición.
Uno de los lugares donde jugábamos eran los campos del Seminario. El terreno de juego estaba lleno de piedras, los vestuarios y las duchas como tal no existían, de echo, nos duchábamos en el cuarto de calderas que tenía en el techo una serie de tubos agujereados, por los que, como os podéis imaginar, salia agua fría. En definitiva, en comparación con los terrenos de juego de ahora y sus instalaciones, aquello era un desastre, pero era lo que había y entonces estábamos contentos de poder jugar allí los encuentros.
Nuevos grupos, clubes y entidades deportivas fueron surgiendo. Los chavales pudimos jugar en un tercera, segunda y primera regional y algunos llegamos a rozar un tercera división.
Empezaron entonces a llegar las lesiones: Una estopatía de pubis y una rotura de aductores, dieron fin a mi trayectoria futbolística.
A partir de aquí puse fin a la práctica del fútbol, pero continué con otras disciplinas deportivas.
Aparecen nuevas formas de practicar deporte: Instalaciones mas acordes para practicar fútbol, nuevos grupos de personas, en definitiva, ibas teniendo una visión bien diferente del comienzo.
Surgen nuevas formas del asociacionismo, grupos de jóvenes con 16, 17 y 18 años, con afán de competición, pocos recursos, sin legislar, sin organizar; empezaron a practicar deporte, el fútbol, visto desde la competición.
Uno de los lugares donde jugábamos eran los campos del Seminario. El terreno de juego estaba lleno de piedras, los vestuarios y las duchas como tal no existían, de echo, nos duchábamos en el cuarto de calderas que tenía en el techo una serie de tubos agujereados, por los que, como os podéis imaginar, salia agua fría. En definitiva, en comparación con los terrenos de juego de ahora y sus instalaciones, aquello era un desastre, pero era lo que había y entonces estábamos contentos de poder jugar allí los encuentros.
Nuevos grupos, clubes y entidades deportivas fueron surgiendo. Los chavales pudimos jugar en un tercera, segunda y primera regional y algunos llegamos a rozar un tercera división.
Empezaron entonces a llegar las lesiones: Una estopatía de pubis y una rotura de aductores, dieron fin a mi trayectoria futbolística.
A partir de aquí puse fin a la práctica del fútbol, pero continué con otras disciplinas deportivas.